viernes, 23 de noviembre de 2018

Invitaciones en México

Creación mía. Pueden verla impresa en el corcho de HU 303E

Nos encontramos una vez más, después de mis épicos fallos como wannabe poeta, les hablaré de algo que me gusta y me apasiona que es la pragmática. Cuando entré a lenguas yo no tenía ni idea de qué diablos era eso, pero gracias a una buena instrucción, me adentré a este mundo del lenguaje no literal y me fascinó. 
La pragmática, como ya lo mencioné en mi exposición, es la rama de la lingüística que estudia el significado no literal. Es la rama que le gusta leer entre líneas, lo que los hablantes realmente queremos decir cuando emitimos un enunciado, por ejemplo: 
Nos encontramos en un cuarto con una ventana abierta, y decimos "¡Qué frío hace!". Este enunciado puede tener dos posibles interpretaciones, por un lado puede ser un simple comentario con referencia a la temperatura. O bien, lo que queremos lograr es que alguien cierre la ventana. Este ejemplo me sirve para introducir lo siguiente: 
Actos del habla 
John Austin definió en 1962 un acto de habla es un enunciado a través del cual se realiza una acción, y subsecuentemente lo dividió en tres partes.
Locutivo: Consiste simplemente en decir algo.
Ilocutivo: La intención o finalidad del hablante. 
Perlocutivo: El efecto que tiene el enunciado en el mundo. 

Ahora bien, esto sirve de trasfondo para el tema que desarrollé que es la pragmática de la invitación en México. Hace algunas semanas, estaba sentada con una amiga en la cafetería y no pude evitar escuchar una conversación en la cual una chica se quejaba amargamente de que un chico la había invitado a cenar (o algo similar) y ella tuvo que pagar su parte. 
Esto puede ser visto desde una perspectiva de estudios de género, feminismo, und so weiter, sin embargo, lo que me llamó la atención fue que la palabra "invitar" nos lleva a inferir que la otra persona pagará por todo. Entonces, me puse a hacer una investigación (en itálicas porque no sé qué tan seria sea una investigación en la que le preguntaba a gente cercana a mí qué entendían cuando alguien los invitaba a comer o al cine), y concluí lo siguiente:
Analizando el enunciado como acto del habla, ocurre lo siguiente:
Locutivo: Te invito al cine.
Ilocutivo: Ir al cine con la persona x
Perlocutivo: Se espera que la persona que emitió el enunciado pague, y casi siempre termina pagando. 

Esto no pasa en otras culturas porque simplemente no formulan una invitación de esta manera, la palabra "invitar" es sustituida por algo menos formal y por ende, menos comprometedor como "vamos a comer". 

Para ya no hacerles el cuento largo, lo que me queda por decir es aguas con cómo les proponen cosas a las personas porque un solo verbo puede cambiar todo el panorama y la expectativa. Y recuerden, en México decimos: "El que invita, paga". 

Referencias
Toda la teoría proviene de las diapositivas de la clase de Estudio del lenguaje, pero estoy 99.999999% segura que mi maestra la sacó de este libro: 

Fromkin, V., Rodman, R., & Hyams, N. (2011). An introduction to language. 9th ed. Boston: Thomson/Wadsworth.

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